Arielle Masson
Being born from a Mexican mother and a French father, being bilingual from birth, and now trilingual, and, after having grown up in Europe and traveled extensively in Africa, in India, and in Latin America, and having elected to live in Houston for the past 30 years, I have given up trying to define, fit and belong to any specific cultural idiosyncrasy.
My hybrid position makes me acutely aware that most people identify seamlessly with their native culture without questioning it. It is only in the movement of migration, immigration that the problem of identity arises. In turn, I understand the contemporary discourse of multiculturalism, pluralism, and today's globalism, being generated mostly by relentless human technological advancements.
In my work, I find intriguing, if not disquieting, changing the direction of the gaze of Humanity, where we would be looking at planet Earth and humanity from the Galactic Center, at 26 degrees Sagittarius, doing a 180-degree turn gazing from the periphery, from the vastness of the Milky Way Galaxy toward the familiar territory of Terra, our self-centered contemporary consciousness. In turn, this turnaround will soon compel us in understanding and advocate a Galactic Ecology.
Nacida de madre mexicana y padre francés, bilingüe de nacimiento, y ahora trilingüe, y, después de haber crecido en Europa y viajado extensamente por África, la India y en América Latina, y haber elegido vivir en Houston durante los últimos 30 años, he renunciado a tratar de definir, encajar y pertenecer a cualquier idiosincrasia cultural específica.
Mi posición híbrida me hace muy consciente de que la mayoría de las personas se identifican a la perfección con su cultura nativa sin cuestionarla. Es sólo en el movimiento de la migración, la inmigración que surge el problema de la identidad. A su vez, entiendo el discurso contemporáneo del multiculturalismo, el pluralismo y hoy el globalismo, generado principalmente por los implacables avances tecnológicos humanos.
En mi trabajo, encuentro intrigante, si no inquietante, cambiar la dirección de la mirada de la Humanidad, donde estaríamos mirando al planeta Tierra y a la humanidad desde el Centro Galáctico, a 26 grados Sagitario, haciendo un giro de 180 grados mirando desde la periferia, desde la inmensidad de la Vía Láctea hacia el territorio familiar de Terra, nuestra conciencia contemporánea ego-geo-céntrica. A su vez, este giro pronto nos obligará a comprender y abogar por una Ecología Galáctica.
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